Tema: Metas (Trabajo).
¿Quieres hacer las cosas bien?
Haz las cosas mal muchas veces, es así de sencillo.
Nos educan desde pequeños en algunos sitios con que el fracaso, el fallo, está mal, cuando realmente si te fijas el fracaso y el fallo son sólo formas de aprendizaje. Si prestas atención, desde pequeño la gran mayoría de las cosas que aprendes, las aprendes a base de cometer errores, ya que tus padres te dicen que lo has hecho mal o que no es así como se hacen las cosas.
Sin embargo, cuando tus padres ya no están ahí, o no están ahí tanto porque has crecido, eres tú el que tiene que hacer ese trabajo de revisión y ver que estás haciendo mal y como tienes que hacer las cosas bien.
Realmente no hay nada de malo en ello, el problema es que la gran mayoría de la población tiene estigmatizado el fallo. Consideran que el fallo esta mal, que tu no estás aquí para hacer las cosas mal sino para hacer las cosas bien. Esto en el ejercicio de tu empleo y ciertas relaciones sociales tiene sentido. También en lo que respecta a tu salud. Sin embargo cuando estamos hablando de hacer ciertas cosas en las cuáles no tienes experiencia, realmente no tiene sentido.
Tiene sentido si yo – que soy enfermero – por ejemplo necesito que me enseñen – mediante teórica y práctica – a hacer un determinado trabajo antes de desempeñarlo por mi cuenta, pero si no son cosas de ese estilo, sino que estás emprendiendo, no tiene tanto sentido.
Estás tomando acciones, intentando descubrir el sentido de tu vida o que quieres hacer con ella o con tu tiempo. En ese contexto, realmente no tiene sentido que no fracases. Tiene sentido que hagas cosas y que experimentes, que pruebes qué te va mal y qué te va bien, qué no te gusta y qué te gusta.
Habrá quien te diga lo contrario, y normalmente será por los siguientes motivos:
1. Para protegerte que te des un “batacazo” si te salen las cosas mal.
2. Para intentar que no te salgan las cosas bien – por envidia, malicia, etc –
3. Porque humildemente esa persona cree que no hay que cometer fallos y está tan metida en esa realidad inducida que no es capaz de recordar que la gran mayoría de las personas cometen fallos.
Muchísimas eminencias que hoy en día reconocemos en distintos ámbitos, como podrían llegar a ser Mozart, Beethoven, o Albert Einstein, son personas que de todas sus patentes únicamente muy pocas están reconocidas. Es decir, si te fijas, conocemos una cierta cantidad de piezas famosas de Mozart y otros tantos logros muy reconocidos de Einstein, pero una gran parte de su trabajo no ha sufrido ese boom de reconocimiento social.
Contigo pasa exactamente lo mismo. La mejor forma que tienes de hacer cosas muy útiles es haciendo cosas poco útiles antes. En cuanto al emprendimiento se refiere, obviamente. Si no estás haciendo cosas mal para aprender a hacerlas mejor, no vas a atravesar la curva de aprendizaje que deberías.
La única excepción que veo es si tienes un mentor que te enseñe, pero te voy a ser sincero con esto: La gran mayoría de mentores buenos no van a estar disponibles para ti, ya que la gran mayoría de estos van a tener cosas mejores que hacer que enseñarte. El resto de mentores, en mi opinión, la gran mayoría de las veces no merecen la pena. En esos casos, es mejor que aprendas de ti y por ti mismo. Piénsalo, ¿quieres que te enseñe alguien que lo mejor que puede hacer es enseñarte?
Hay tres excepciones: Los que cobran mucho (para tu presupuesto, quizá demasiado), los que lanzan un producto y no un servicio (por lo que puedes adquirir su programa de enseñanza sin que le “robes” tiempo), y los que tienen algún interés personal en ti.
Esas han sido las reflexiones de esta entrada. Recuerda: Comete errores y aprende de ellos. No tengas miedo a cometerlos. Hay áreas ciertas áreas de tu vida en la que cometer errores es algo que querrás evitar, pero hay muchas otras en las que no.
¡Nos vemos en el siguiente blog! Un abrazo,
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