Tema: Dinero (Trabajo).
En el capítulo anterior vimos de forma básica las formas de ingreso. Hoy vamos a ver las formas de gasto. Aunque es información muy básica y elemental, se trata de tener consciencia (awareness) de cómo funciona nuestra economía, ya que personalmente creo que es difícil manejar con eficacia algo que, de forma consciente, no sabemos cómo funciona.
Así pues, podríamos clasificar tus gastos según tres niveles de necesidad o prioridad.
1. Imprescindibles.
Aquí se incluye tu hipoteca, alquiler de casa, facturas de dicha propiedad y la factura de tu teléfono móvil. Se incluye básicamente lo imprescindible para ser un miembro integrado dentro de la sociedad moderna, civilizada y “del bienestar”. Hogar, agua, gas, luz, internet, teléfono y poco más.
Aquí no puedes recortar dinero, al menos no normalmente. Es cierto que puedes alquilar una vivienda más barata, o utilizar una compañía de servicios low cost, pero eso dependerá de las necesidades y decisiones de cada uno. Entiendo que en algo tan básico como el hogar y la comunicación uno tiene sus propias preferencias, y que estas son tan válidas como las de cualquier otro.
2. Ordinarios.
Aquí entran ya gastos normales, y en cierto modo “necesarios” o “rutinarios”. Lo más básico sería la alimentación, pero aquí incluiríamos también tu coche, tu seguro de vida, tu seguro del hogar, etc. Todos aquellos gastos recurrentes a nivel mensual.
Aunque la comida es en cierto modo “imprescindible”, es más difícil de medir que los gastos anteriores (sección 1, imprescindibles), y generalmente la pagamos en efectivo o nos desplazamos semanalmente, así que tiene un carácter más “consciente” o “manual” y puede controlarse de forma más fácil, por lo que incluirla en “ordinarios” y no en “imprescindibles” te dará más control sobre ella.
¿Mi consejo? Nunca recortes en alimentación. Eres lo que comes. Según tus necesidades, tampoco recortes en tus seguros del hogar, de vida, o de circulación. Tener un coche, o no, depende de ti y de tus necesidades o preferencias. Por si te sirve de algo, este mensaje está escrito en 2016, y el petróleo apunta con dejar de utilizarse como fuente de combustible. Tesla, entre otras compañías automovilísticas, está apostando por la electricidad, las baterías de larga duración y las energías renovables, y tienen todo el pronóstico de ganar en la próxima década.
Sin embargo, recorta de gastos periódicos innecesarios. No pagues una televisión o un ordenador a plazos. Mi consejo es que ahorres de antemano y pagues al contado, antes que comprar de antemano y pagar mensualmente. Considero que es una mala inversión, ya que te hace “esclavo” de dicho producto de varias formas.
La más importante, no obstante, es que estás pagando un producto que “envejece” mientras nuevos salen al mercado. Si lo comprases después de ahorrar, por el mismo precio, estarías comprando un producto más avanzado o moderno sin comprometerte a pagar cuotas mensuales.
La libertad de poder hacer lo que quieras con tu dinero no tiene precio. Endeudarse sí.
3. Extraordinarios.
Aquí, finalmente, entran los gastos que no son imprescindibles. Hablamos de esos caprichos que te das de vez en cuando, desde una cena fuera de casa hasta un nuevo elemento de decoración.
No te digo que elimines completamente estos gastos, ya que entiendo que vivir y disfrutar de pequeñas alegrías y consumos es bueno para ti y para la economía — ayuda a que se mueva y no se estanque —, pero conozco muchas personas que tienden a gastar mucho dinero en esto.
Personalmente, yo a veces pago de forma extraordinaria a gente para que haga cosas por mí. Cosas que yo podría hacer pero que me consumen tiempo, un recurso que me falta — mucho —. Pero en qué gastas tu dinero dependerá de tus circunstancias. Simplemente ten cuidado de no salir a cenar 8 veces al mes si en realidad deberías permitirte sólo 4.
Mi consejo final, y quizás el más importante, es que una vez hayas descontado de tu nómina los gastos imprescindibles y ordinarios, un 20% de lo que te quede (en referencia al 100% del “bote” o presupuesto para gastos extraordinarios) lo ahorres (salvo que tengas unos ahorros decentes) y otro 20% lo inviertas, bien sea en ganar tiempo, en formación, o en revalorizar ese dinero con el tiempo. Finalmente, un 10% lo donaría, y un 20% lo gastaría en “caprichos que muevan la economía”.
Espero que este último consejo te sirva, y te invito a contarme qué tal te va con eso.
¡Nos vemos en el siguiente blog! Un abrazo,
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