Tema: Nutrición (Salud).
Hemos visto anteriormente porqué nos sentíamos mal, qué nos hacía sentir débiles, y en concreto qué problemas hay con las recomendaciones oficiales (debido a que no están del todo actualizadas).
Ahora quiero hablarte sobre la pirámide alimenticia, sobre qué alimentos están desactualizados en ella y cómo deberíamos convertirla.
En la pirámide alimenticia oficial los cereales constituyen la base de la dieta junto con las legumbres. Esto segundo no es necesariamente malo, pues si bien las legumbres tienen problemas como las lectinas (y los finatos) la mayoría se desnaturalizan al cocinarlas y por tanto no son tan problemáticas.
Sin embargo, los cereales sí que tienen una serie de problemas, porque tienen gluten en primer lugar, porque son ácidos en segundo lugar, porque muchos de ellos dañan la flora intestinal, y porque para más seña tienen un elevado índice glucémico, el cual hace que tu azúcar en sangre suba y luego baje (causa de que tras meses y años repitiendo el proceso te vuelvas diabético y resistente a la insulina).
Todo esto lo explico con más calma en «Conoce a tu posible tú«, y lo explicaré con más detalle en futuros vídeos. Sin embargo, quiero darte una guía básica para que entiendas que existen problemas en los alimentos que comemos, aunque efectivamente muchos de ellos tengan beneficios.
Esto no es una crítica a todos los cereales, ni mucho menos, ya que hay algunos, como el trigo sarraceno, el arroz blanco o la avena, que no son necesariamente tan malos. Otros, en cambio, sí que plantean los problemas ya mencionados y tienen una serie de carencias para tu salud que tienes que tener en cuenta.
Por ello, yo no te digo que los vayas a eliminar sin más, para nada, sólo te digo que hagas un experimento; haz una dieta limpia, a base de carne, pescado, fruta, verdura y si quieres frutos secos y/o huevos.
A partir de ello, una vez hayas seguido este estilo de vida durante dos o cuatro semanas, prueba a incorporar de nuevo los cereales. No sólo el arroz o la avena, sino muchos otros (sobretodo trigo normal y pan), y comprueba qué pasa con tus niveles de energía y tu bienestar. ¿Te sientes igual de sano o comienzas a sentirte más débil?
El pan, especialmente el de hoy día, es un gran enemigo en realidad. Por un lado, suele estar más procesado de lo normal, y no es un producto tan natural como era antes, conllevando una serie de problemas. Además, lo «cortamos« con levaduras industriales (haciéndolo transgénico) y azúcar, lo cual hace que eleve más su índice glucémico. Además, lo llenamos de pesticidas y está diseñado para crecer más rápido.
En general, muchos de los problemas ya no son que el alimento en sí tenga problemas, sino que su calidad los agrave o los genere.
Profundizando en el tema, me parece curioso que en la cima de la pirámide alimenticia estén los procesados. Entiéndase la cima como la franja de la que hay que comer menos, pero, ¿porqué hay que comer siquiera?
No te digo que una porción pequeña de vez en cuando te vaya a suponer un perjuicio serio para tu salud, pero si dividimos la pirámide alimenticia en cuatro bloques (cereales, pasta y legumbres en el primer eslabón, fruta y verdura en segundo lugar, carne y pescado en tercer puesto, y procesados en último lugar), ¿porqué tenemos siquiera un puesto para los procesados? ¡Si sabemos qué son malos!
Soy consciente de que alimentos no tan procesados, como el chocolate negro, entrarían en esta categoría. Y ahí la cosa cambia, hasta cierto punto. El problema es que no hay una diferenciación entre según qué alimentos «procesados» o «dulces» son saludables y recomendables y cuales no. Están todos englobados en el mismo saco.
Por ejemplo, el chocolate blanco no es que no sea tan bueno como el chocolate negro, sino que es malo, y junto con ese la mayoría de procesados que tomamos.
Por eso yo te propongo lo siguiente; elimina la parte de arriba de la pirámide alimenticia, dejando quizás los alimentos más puros y naturales (como el cacao chocolate negro). Además, mueve la carne, pescado, fruta y verdura a la base de la pirámide, y sitúa los cereales (y sólo los tres mencionados; arroz blanco, trigo sarraceno y avena) en la cima.
Esto no es universal, pero sí válido para la mayoría de la población. Y es que casi todos, aun sin ser celíacos, tenemos un cierto grado de intolerancia al gluten (y algunos a la lactosa, como veremos más adelante).
Párate a pensarlo. Los cereales son un alimento relativamente joven, de hace sólo 10.000 años, incorporados gracias a la revolución agrícola. Les debemos mucho, ya que nos han permitido multiplicarnos, pero nos han traído ciertas enfermedades crónicas del mundo moderno (diabetes, alzheimer) que antiguamente no existían.
Antiguamente vivíamos 30 años, no 80, y es cierto. Pero eso se debe a la elevada tasa de mortalidad infantil (90%), que bajaba la esperanza de vida media, y en segundo lugar las amenazas y depredadores, sumadas a la falta de hospitales, sanidad avanzada y alimentación a la vuelta de la esquina.
No le echo toda la culpa a los cereales, pero muchos de estos sí que contribuyen a las enfermedades mencionadas, siendo la estrella la Diabetes Tipo II (del adulto), y «atacan» a la flora bacteriana de nuestro intestino o flora intestinal (nuestra mayor aliada, muchas veces descuidada, a la hora de prevenir enfermedades).
Hoy tenemos una esperanza de vida muy larga, pero no calidad de vida. Somos expertos en mantener vivos a gente enferma.
Nos basamos en parches, en fármacos, y en cirugía.
Y ojo, yo soy enfermero. Económica y profesionalmente flaco favor me hago diciéndote esto, pero tu salud es siempre lo más importante. Yo no he conocido a ningún cavernícola, pero esos sí que no tenían Diabetes Tipo II.
Así pues; ¡Haz una dieta limpia y cuéntame los resultados!
¡Nos vemos en el siguiente blog! Un abrazo,
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